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Foto del escritorYavier Padín

Microcuentos

Actualizado: 11 dic 2019


1. Hola a todos, me llamo Cristina y tengo trastorno obsesivo compulsivo con el número 9.

Quizá se pregunten, ¿cómo fue que esto empezó? y literalmente todo se remonta a hasta

antes de que naciera. Cuando mi madre estaba embarazada de mí íbamos a ser gemelas,

pero por ciertas complicaciones mi hermana falleció en el vientre y solo pude nacer yo. Por

ese motivo soy la menor de 9 hermanos. Al ser la más pequeña de la casa siempre me

dejaban en lo último. Era la última que se tenía que bañar, la última en ir a comer, la última

en ver un poco de televisión y hasta la última en recibir el regalo de navidad. Recuerdo que

cuando cumplí nueve años mi madre me compró un pequeño bizcocho y le puso nueve

velas. Me dijo al oído que no importaba lo que quisiera, con esas 9 velas podía pedir nueve

deseos y que cada uno de ellos se haría realidad. Desee 9 cosas y al pasar de los años los

cada uno de los deseos se fue cumpliendo, hasta que me di cuenta que quizá el nueve era mi

número sagrado. Tan grande fue el impacto de ese número en mi que hoy en día escucho

las mismas nueve canciones de mi playlist y no las cambió por nada del mundo. También,

cada mañana, le echo 9 cucharadas de azúcar a mi café. El volumen de mi tv o radio tiene

que terminar en un número nueve. No puedo dejar cargar mi celular hasta que llegue al

99% de batería. Sin importar que comida sea y si está muy buena o no, solo me como 9

bocados, ni uno más ni uno menos. Antes de leer un libro verificó si el número de páginas

termina en nueve, si no es así no lo leeré. Manías y problemas como esos tengo a diario y

es por eso que he venido a este grupo de apoyo buscar ayuda. Ahora si, les seguiré

contando sobre mi vida porque solo he hablado por 2 minutos y me faltan 7 más para

terminar...


2. Marina, Ay Marina, el amor de mi vida. ¿Que podré hacer para ganar de vuelta su corazón?

Puedo comprarle un collar muy lindo, aunque creo que eso ya lo hice. Puedo escribirle una

canción pero se que ya le hice varias. ¿Cómo hago para que Marina me ame otra vez? ¡Ya

se! Le voy a hacer algo que ella ame tanto que no pueda resistirse hacia mi. Marina amaba

cuando le hacía Mofongo con carne frita, pero creo que está un poco cansada de eso ya.

Marina amaba mis flanes de coco, pero siempre se los hacía para reconciliarnos. Creo que

en esta ocasión de haré un bizcocho pero no se de que. Marina amaba las manzanas así que le haré uno, pero y ¿si le añado un ingrediente especial? Creo que de manzanas con canela, y un toque de jengibre. Pero no es suficiente. ¡Ya se que haré! Le voy a hacer un pastel de 10 pisos, cada uno pintado a mano con diseños de las mejores citas que tuvimos.

Le voy a esculpir su cuerpo en un pastel que sea de su tamaño real. También le

escribiré en un pastel todas las razones por las que la amo. Y para terminar lo voy a hacer

explotar, para que ella entienda como hace mi corazón cada vez que la veo. Bueno, debo

apurarme en ir al supermercado porque cierra a las 7 y son las 6:20.


Este Víctor es un antojado, después que me creó a mi se puso a bregar con las partes de un gato muerto y ahora le dio vida también. Ayer le pregunté si lo había hecho para

molestarme pero me dijo que solo quería darme un compañero. Lo que Víctor no sabe es

que odio a ese gato. Mi problema con el gato no es personal, ya que odio a todos los gatos.

¿No podía crearme un perrito o un conejito? Nooooo tenía que hacer un gato y lo peor de

todo es que ahora Víctor le dio mi comida y mi cama. Ahora duermo en un cuarto más

pequeño y sin abanico. Todo porque el gato no soporta el calor. Un día de estos el gatito ese

va a “desaparecer” y cuando eso suceda voy a ser otra vez el rey de la casa.


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